En el corazón de África

No sabemos cómo contar lo que acabamos de vivir. Pedimos perdón si nuestro relato es demasiado “en caliente». Hoy hemos vivido lo que uno puede imaginar como la auténtica África, una parte de su cultura ancestral en directo y nosotros hemos participado de ello.

Hace dos días murió uno de los maestros de la música tradicional de Malindi: 32 años. Formaba parte y era el motor  de una de las familias de referencia en la música de Kenya especialmente en la  percusión tradicional kenyata.

Gracias a Kimoni, accedieron a que participáramos en su “despedida” que dura varios días con el cuerpo presente enterrado bajo una montaña de arena para que durante esos días esté todavía entre los suyos y se puedan despedir de él como merece, rodeado de los suyos –que es toda la comunidad- y de la música y  la danza.  Fue uno de esos momentos mágicos, que los viajes te ofrecen sin ir a buscarlos: estar en el momento justo, en el lugar oportuno.

Toda la familia, amigos y vecinos  reunidos alrededor de su casa y de su cuerpo. Toda la comunidad  Gariri de Malindi reunida, en plan festivo, pero con un cierto recogimiento. Comen, beben, hablan, ríen, lloran… y nosotros, mudos, absorbiendo cada instante, perplejos y felices de poder compartir una vivencia sencilla, íntima y llena de calor y color.

Evidentemente somos la atracción de la comunidad, pero nos sentimos cómodos, aceptados y queridos: allí no hay occidentales. No estamos en ninguna ruta turística. Es una ceremonia privada para despedir a uno de los suyos.

Nos ofrecen vino de coco, un licor fortísimo que todos comparten. Uno entiende como luego tienen energía para tocar y bailar toda la tarde y la noche varios días seguidos.

Los niños nos miran, los más pequeños asustados porque  no están acostumbrados a ver blancos. Pese a que aquí hay mucho turismo, sobre todo italianos…no se mezclan. Los mzungus (guiris) no entran  nunca en el gheto o barrio donde viven ellos. Cuando la gente de la ceremonia se entera que nos estamos quedando a dormir en el gueto se sorprenden mucho y nos miran con más respeto.

Empiezan a sonar los tambores, delante de la casa del fallecido, los bailes, el murmullo, la gente arremolinada alrededor de lo que sería la plaza…el centro de la chamba. Telas de todos los colores. Nos sientan en un banco en primera fila y nos piden que hagamos fotos. Incluso una de Gotzon y Unai con alguno de ellos delante de la tumba. Nos explican que es en memoria del muerto, que le quieren recordar y con las fotos podrán hacerlo mejor…así que…que tomemos todas las fotos que queramos, que en realidad es lo que quieren.

Empiezan por hacernos fotos a nosotros..hemos sido un toque de exotismo para ellos…para nosotros todo lo que vemos es más que exótico, es especial emocionante y conmovedor.

Suenan los tambores…y suenan….y es ese sonido lo que andábamos buscando cuando vinimos aquí. La forma de tocar de antes y la de ahora. Se suceden los grupos, alguno de jóvenes y otros de los mayores, el que lidera el padre del chico que ha muerto. Se ve que le respetan y con razón, no hay más que ver como toca. Sus tambores  ¡son tan distintos a los nuestros!! Sin embargo..algunos ritmos sí los reconocemos… alguno incluso lo hemos tocado o lo tocaremos.

Se suceden los ritmos y las danzas…algunas vertiginosas. Todo, movimiento de cadera en las mujeres y descoyunte de hombros en los hombres…todo terriblemente tribal y primario. Se te mueve el corazón y el cuerpo. Uno de los ancianos con unos brazaletes de plumas en los brazos  baila con unas mujeres representando algo que no acabamos de entender.. entra en todas las casas bailando..quizás ahuyenta los malos espíritus…no sabemos.. es toda una escenificación. Se ve que sería algo como el hechicero de la tribu. Eso si… se nos acerca mucho porque …a él también le gusta que le hagan fotos.

Y en un momento  entre tambores y danzas sale Unai también a participar del espectáculo…coge el digeridoo y todos se quedan atónitos, nunca han visto algo igual. Les encanta y se ríen…se ríen mucho….creen que se va a ahogar tanto tiempo sin respirar y aquello sonando. Dan palmas y sonríen…cuando acaba aplauden. Unai regala el Digeridoo a la familia oficialmente con unas palabras de pésame y de agradecimiento por el recibimiento y por habernos permitido compartir ese tiempo con ellos.

Salimos del trance y nos vamos como en una nube….asimilando lo pasado.

Mañana tenemos alguna visita más que hacer en Malindi y después para Lamu….Anidan…los niños….os contaremos.

~ por Gotzon Cañada en 01/04/2011.

Una respuesta to “En el corazón de África”

  1. Que quereis que os diga…!!! estupefacta! se me ponen los pelos de punta…poder vivir otra cultura tan extremadamente diferente a la nuestra. Estar ahi.Comparitrlo…
    Y poder disfrutar con vuestro «diario del viaje» de vuestra aventura…
    Por cierto…estais guapisimas txikas!!!! con esas flores en el pelo!
    Os seguimos con emocion…un abrazo enorme y maravillado desde la peña de bilbo

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