Vuelve la calma
Una vez concluidos los festejos, intentamos ir dejando todo en orden.
Erika y Jumbe se ocupan de organizar el cuartito donde se guardan los materiales… los tambores apilados por tamaños, para no dañar los parches, los amarres, las rodilleras, las mazas, varillas y baquetas… a ver cuanto duran…
Hay tiempo y después de comer, Saji trae su reproductor de DVD y les ponemos el documental de la Gira. Ya los habíamos repartido, pero no lo habían visto. Todos expectantes y muy atentos… se oyen risas, ohssss!!!, miradas cómplices… son muchos los ojos pendientes del monitor donde se van sucediendo los avatares de una experiencia que, a muchos, nos ha cambiado la vida…
Y preguntan por Iker, por Luly, por Rubén e Ingrid, por Jordi y Nati, por Ricardo… por muchos de los chavales de la EIO, les vienen recuerdos y la nostalgia se respira entre los que participaron. Nos miran de reojo y asienten sonriendo. Cuando un día les dijimos que si trabajaban podrían ir a tocar a Europa, no se lo creyeron. La verdad, es que no han trabajado demasiado, pero gracias al esfuerzo y el trabajo de Anidan Italia Onlus y su Musica per Lamu, de Anidan, de Bloko del Valle y su Tambores para la Convivencia, de la Euskadiko Ikasleen Orkestra-EIO, de Iker y Unai, del Gobierno Vasco y de muchas de las personas que nos rodean, pudimos materializar un sueño imposible.
Ahora, cuando miran hacia atrás y cierran los ojos, se ven sobre el escenario de un gran auditorio lleno de “blancos” todos pendientes de su ritmo, de su movimiento, de su energía y de su felicidad, que espera el final de cada tema para mostrar su asombro… salvo en el Malaika, donde escenario y público se fundían en una inusitada fiesta que ellos habían provocado… Sí, con esos chavales de Anidan que no saben música y nuestro trabajo de estos años, hemos abierto una puerta que nos vamos a asegurar de que nunca se cierre.