BLOKO en Canarias – Kenia – Cabo Verde – Costa Rica – Colombia

Partimos del aeropuerto de Tenerife Norte con mucha ilusión, muchas cajas (con 180 kilos de tambores) y muchas horas de viaje por delante. Aunque hemos hablado mucho con Rafael, María y Ricardo para preparar el viaje no sabemos muy bien lo que nos vamos a encontrar. Nos han dicho que nos esperan con los brazos abiertos…así que ahí vamos….

En Iberia se portan estupendamente y nos embarcan las cajas directamente a Nairobi. Mientras tanto vamos a Madrid a pasar noche en el aeropuerto ya que tenemos el vuelo a Londres a primera hora. Sin dormir llegamos a Londres  y a la carrera cogemos el  avión para Nairobi…parece que nos lo empezamos a creer. Ya no hay vuelta atrás.

Nairobi huele diferente nada más bajar del avión. Un azote de calor húmedo nos golpea. Aquí si vienen bien las cholas que lleva Roy desde que salió de Tenerife (incluso en el Londres de 5 grados). Rotos de cansancio vamos a un hotel o similar a descansar, ya tranquilos porque los tambores han llegado bien y todavía ansiosos de llegar al destino.

Martes por la mañana, un avión como los focker que había antes en Canarias nos va a llevar a Lamu-Kenia. Ya desde el avión todo es diferente, después de dos horas vemos un mar esmeralda al fondo y una línea blanca reluciente a lo largo de la costa…las playas son de una arena tan blanca que hacen daño a los ojos. Nos removemos inquietos…es una maravilla. Con una sacudida aterrizamos en un aeropuerto mini latiéndonos los corazones y con una sonrisa en la boca tan amplia que nos duelen las mandíbulas.

Nos recibe la gente de ANIDAN y nos emocionamos al poder abrazar a Rafael que se va con su familia a Madrid en el mismo avión que acabamos de dejar. Con un carro y todas nuestras cosas salimos un poco tristes por la marcha de Rafael y porque Ricardo y María no han podido venir a recibirnos, pero al poco de caminar hacia el barco que nos lleva a la isla de Lamu (el aeropuerto está en otra isla) se oyen unos gritos y comienza una explosión de abrazos…nos engañaron..no pudieron resistirse a venir. Parece que lleváramos años sin ver a Ricardo, el culpable de que estemos aquí y que lleva ya 6 meses trabajando de enfermero en el orfanato.

Desde el bote a toda máquina nos dirigimos a la playa de Lamu con los ojos absorbiendo todo lo que vemos, la arena, los barcos artesanales (dhows), los cocoteros y un montón de gente esperándonos en la orilla. Saltamos a la arena como si nos hubieran rescatado de un naufragio y no hubiéramos pisado tierra desde hace tiempo, de tantas ganas que llevamos.

En un plis plas las cajas desaparecen del barco y como un reguero de hormigas se alejan hasta la casa de Rafa donde nos reciben con unas maravillosas botellas de agua congelada. Aquí hace mucho mucho calor y se suda mucho mucho.  Ricardo no ha cambiado y tiene una gran idea…llegar al orfanato haciendo un pasacalles…A LO GRANDE…así que hay que desembalar y montar todo. Da igual las horas de viaje, el sudor, calor o lo que fuera…estamos a lo que estamos y con las emociones puestas a punto. Mientras se prepara todo, Unai da una clase magistral al grupo que nos ha recibido. Ellos ya llevan el ritmo dentro…no será difícil enseñarles. Alucinan con el didgeridoo y en general alucinan con todo lo que ven según va saliendo de la caja: los malabares que en seguida quieren probar, los mini jembes que parecen hechos para sus manos…. El grupo afina y prueba si todo suena bien y todos se quedan con la boca abierta, incluso María, se le ve feliz y eso nos hace felices a nosotros. Esperamos de corazón que estos días aquí les hagan sentir tan bien como nosotros nos sentimos…y solo acabamos de llegar.  Zankotada suena muy bien. Vamos pues al pasacalle por las callecitas de arena del pueblo hasta el orfanato. Son 200 metros hasta allí…eso sí bajo un sol de justicia.

Comienza el espectáculo. El grupo arranca a tocar seguido de los chavales que llevan las cajas de los materiales y, en pocos minutos  toda la gente del poblado va saliendo de sus casa,.los chiquillos corren arriba y abajo..sus madres se sonríen más tímidas. Todo es color. Ingrid y Nati van en la retaguardia  provistas de globos para los niños que se vuelven como locos..hasta las las madres se acercan para que sus pequeños puedan tener uno.

Todo es una explosión de color, calor, música y sobre todo sentimientos. La alegría fluye por las calles y entra por las ventanas de las casa. A lo lejos se vislumbra la cerca del orfanato con un amasijo de colores moviéndose al fondo. Según nos acercamos comienza a latir el corazón mas fuerte  ¡cientos de niños nos esperan detrás de la valla con sus caras felices y sus manos agarrando el enrejado. Carmen la pediatra subida a un poste sonríe también, el radiólogo del hospital cámara en ristre se olvida de hacer fotos a verlos llegar. María corre de un lado al otro feliz de ver a sus chicos tan contentos, tan orgullosos de que todo lo que sucede sea por y para ellos. Jordi, Unai, Roy, Ricardo, Ruben  y Luli cansados y acalorados sacan las últimas fuerzas que les quedan para dar a esos niños la respuesta a lo que están recibiendo. Con los pelos de punta y los ojos asombrados tocan “avenida”, tragan saliva…. lo que reciben es más de lo que esperaban. Las puertas de ANIDAN se abren y los chiquillos se abalanzan sobre ellos.

“Tenemos el corazón en la garganta y el espíritu de ARAFATI (Rafa sobre nosotros. Imposible intentar transmitir cada momento de los que estamos viviendo… tendrá que pasar un tiempo antes de poder asumir todas estas sonrisas”.

~ por Gotzon Cañada en 17/11/2010.

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